Carguío durmientes 1979

CARGUÍO DE DURMIENTES


Año 1979 con Cacho Sangrador (esposo de Beatriz Draghi) como socio, en el momento que él  se desempeñaba como Jefe de la Estación Meridiano 5º del ferrocarril  Provincial en La Plata, habíamos ganado con mi nombre, una licitación para cargar 276.000 durmientes  en el ferrocarril Roca, en la vía Pringles. El se encargaría de las tramitaciones ante el Ferrocarril y yo del carguío.
estacion Paragúil, partido Laprida
Oscar Sangrador
Los durmientes estaban apilados desde hacía 40 años (tiempo de estacionamiento del quebracho colorado, o sea que estaban allí desde antes que yo naciera) en las estaciones, desde Sola a 20 km de Bahía Blanca hasta Santa Elena en el partido de Olavarría, pasando por las estaciones de Sierra de La Ventana. La Mayor cantidad estaban en la estación Paragüil donde había más de 70.000. para llegar desde la ruta 51 se tomaba un camino de tierra unos 30 kilómetros. Los durmientes  estaban apilados al costado de vías secundarias, y a 90º respecto de esta y se trataba de una pila de 400 metros de largo por mas de 4 m de alto, de lejos parecía un cerro pequeño.
Estacion Sierra de la Ventana, Roca
partido Torquist
Por esa época además de tener  la tarea de implementar la carga me desempeñaba como Director de Obras Publicas (contratado) en la Municipalidad de 25 de Mayo y  conservaba el Trabajo de Jefe de Zona,
Estacion Santa Elena, Pdo. Olavarria
En lo referente a la Infraestructura escolar en la Dirección General de Escuelas, teniendo a cargo los partidos de 25 de Mayo, Bragado, 9 de Julio y Carlos Casares. Para realizar los trabajos de carga de durmientes compre en 25 de mayo un tractor Deutz, que lleve a Imeca para que le inviertan la caja de cambio y los comandos para montar en la parte trasera un elevador de 4000 kg.
El Deutz invertido y con el elevador
Deutz 3 cilindros
Por razones estratégicas había alquilado una casa en 9 y 33 de 25 de Mayo y trabajaba a  la mañana en la Municipalidad y en la tarde recorría con mi auto un Peugeot 504  los 4 distritos que tenia  a cargo (el auto en esa época  tenía 2 velocidades, parado y a fondo). Para poder cumplir con la licitación había arreglado con el Intendente que dos días por semana no iría al Municipio y lo compensaría los días sábados. Los lunes trabajaba en el Municipio y durante la noche me trasladaba a Pringles, unos 500 km (sin Dormir) donde el martes y miércoles atendía la licitación (manejando el tractor Deutz 56 con (auto elevador) y el miércoles por la noche (otra vez sin dormir) regresaba a 25 de mayo. La práctica nos había enseñado que en dos días se cargaban los 10 vagones que el ferrocarril nos enviaba por semana.
Bedford playo
Para el cumplimiento del contrato había enviado a Guillermo Pared,  (mi capataz de obras histórico) como adelantado, quien había contratado 15 personas de la zona para acomodar la carga en el tractor con elevador. Para el traslado del personal y tractor contábamos con un camión Bedford playo que le había comprado a Caito y que había pertenecido al tío abuelo Ricardo J. Draghi.
Ricardo J. Draghi
La Compra la había hecho cuando tenía el corralón de materiales en La Plata en 1974, corralón que tuvimos que cerrar después del Rodrigazo. Iniciamos el carguío en Pringles, donde había alrededor de 12.000 durmientes y como el pedido de vagones y también el retiro de los cargados, se debía hacer  a través del Jefe de la Estación, quien por telégrafo lo comunicaba a Ferrocarriles Argentinos, nos presentamos al mismo, Hugo Drascovich. Al poco tiempo nos habíamos hecho amigos del Jefe y como yo sabía que una prima de mi madre vivía en Pringles le pregunto si conocía a Blanca Rosa Del Valle alias Kuki, Hija de Ana Draghi. Me contesta que todas las noches duerme con ella en la misma cama.
casamiento de Kuki con Hugo
O sea que el amigo había resultado pariente, aprovechando esto,  le pedimos si  tenía  algún lugar donde pudiéramos dormir para no gastar en hoteles. No dice que en el viejo taller de reparaciones, actualmente fuera de servicio, esta lo que fue el pañol, una pieza cerrada y que al lado tiene baños, que si queríamos lo podíamos utilizar. Ambas dependencias tienen sus puertas hacia el galpón. La Estación, como en todos los pueblos de aquella época quedaba a orilla del mismo, luego venían un montón de vías secundarias y del otro lado, casi campo, estaba el referido galpón de reparaciónes y el pañol que por pijoteros ocupamos rápidamente, para no gastar en hoteles. Dentro del galpón pasaban 3 vías y bajo el mismo estaban estacionados viejos vagones en desuso de los utilizados para traslado de bolsas de cereales.
vagones donde se cargaban los
durmientes
Al cargar los durmientes,  además se hacía control de calidad y selección de los mismos, (con personal del Ferrocarril) descartando los defectuosos o rajados. Al segundo día aparece personal policial de un destacamento que estaba a la orilla del pueblo, del lado del galpón, para pedirnos si no teníamos algunos durmientes de descarte para la estufa. Preguntado al controlador del ferrocarril, este nos dice que le podíamos dar todos los de descarte pues no tiene ningún uso para la empresa.
Al iniciar el carguío, Guillermo había contratado 15 operarios, los llamados lechuzones del pueblo, pues están parados cerca de la estación esperando que alguien los contrate para alguna changa. Al poco tiempo de contratados  nos enteramos que 3 de ellos tenían antecedente, incluso 2, que tenían en su haber muertes. Por esta razón decidimos armarnos. En el viaje siguiente Guillermo llevo un revolver 38 y yo el 32 largo que le pedí prestado a mi padre, ambos con balas seguramente vencidas. El traslado no fue fácil, pues en 1979 pleno gobierno militar,  revisaban los autos, así que metimos los revólveres  en una bolsa y los atamos al cubre cardan del Peogeot 504 con el que nos trasladabamos
Peogeot 504 modelo 70
A semana siguiente cargamos unos 3000 kilos de durmientes de descarte en el Bedford y se los llevamos a los milicos, que no sabían cómo agradecernos. Les dijimos si no podían conseguirnos  balas calibre 32 y 38 (nos alcanzaba con 6 de cada una). Nos trajeron una caja de cada calibre y además nos preguntaron si teníamos los papeles de las armas en orden, les contestamos que no. Al otro día aparecieron con los papeles y la portación en regla de las armas. En agradecimiento cargamos otro viaje de durmientes de descarte y se los llevamos.
La primera noche que dormimos en el viejo pañol, cuya puerta se habría hacia el galpón, por donde se debía transitar para ir a los baños vemos que en cada vagón había un fuego prendido. Todos los linyeras de los alrededores de Pringles, por la noche con un atado de leña (era pleno invierno) se instalaban en los mismos y prendían fuego dentro del vagón  para calentarse. Esto nos dio mucho miedo, así que para ir al baño lo hacíamos con el Sol de noche en una mano y el revólver en la otra.
Estación Pringles del Roca
Como estábamos en excelentes relaciones con la autoridad, les pedimos si no podían hacer algo al respecto a lo que contestaron que nos iban a solucionar el problema, pero sin decir cómo.
Una noche luego de cenar en una fonda que estaba frente a la estación, cuando recién nos habíamos acostado sentimos  ruido de autos y unos minutos después se inicia un terrible tiroteo con ametralladoras muy cerca de donde estábamos durmiendo. Con Guillermo, solo atinamos a salir de la cama y tirarnos en el piso en un rincón del pañol. Se escuchaba que se tiroteaban desde nuestra puerta y le contestaban desde otro punto más lejano. (Parecía la guerra de Vietnam)

Luego de  media hora se termino el tiroteo, sentimos que los autos arrancaban y se iban. Una hora después nos levantamos del piso y nos metimos nuevamente en la cama totalmente congelados pues habíamos estado tirados en colzoncillos y camiseta en el piso dos horas,  con temperaturas de 0º. A la mañana siguiente en el diario del pueblo sale un artículo que decía que la policía se había tiroteado con guerrilleros cerca del galpón de locomotoras. Al otro día cuando vamos a llevar más durmientes al destacamento nos preguntan con una sonrisa  si todavía había linyeras en los vagones, a lo que les contestamos que no.
galpón para reparaciones, derecha pañol de herramientas

El tiroteo había sido  con policías en las puertas de ambos extremos del galpón tirando a 45º a la parte de arriba de los vagones de carrocería de hierro para espantar a los linyeras con  terrible susto para estos y también para nosotros. Cuando fuimos a ver había cientos de plomos en  el piso que habían rebotado de los mismos, por suerte no mataron a nadie.
Otra anécdota de Pringles, sucedió cuando una noche al regresar de cenar en la fonda frente a la estación, pasando las 8 vías secundarias para llegar al pañol donde dormíamos,  vemos una liebre que al enfocarla con la linterna de 5 elementos que llevábamos para ver por donde caminábamos,  se quedo parada,  encandilada, entonces le digo a Guillermo que la tenga enfocada, que le voy a tirar con el revólver (nunca antes había tirado con revolver) para ver cómo funciona el mismo. Apunto y cuando aprieto el gatillo veo que todo el mecanismo del arma estaba atascado pues  hacia añares que no se utilizaba. El día anterior había echado a empujones por desacatado  a uno de los operarios (de los con antecedentes) que además estaba armado con cuchillo. Menos mal que el desacatado no sacó el cuchillo, porque en ese caso, antes debí haberle limado la mira al revolver. Nuestros amigos policía al día siguiente nos pusieron en condiciones las armas, no sin antes cargarnos bastante y hacernos disparar en un lugar habilitado para eso.

Anécdota Estación Felipe Solá, ramal Bahía-Darragueira, Pdo. Púan. Un viernes luego de terminar de cargar en Saldungaray y sierra de La Ventana, que lo hicimos con base en  Pringles, llegamos a las 6 de la tarde con el tractor cargado y atado al camión para dejarlo en la Estación, nuestra base, donde teníamos el auto y el martes salir para la estación Solá. Guillermo me propone ir a cenar y luego viajar  a la referida estación para dejar el tractor allí  de manera que el martes fuéramos directo  a trabajar, ya que el Jefe de Saldungaray quedo en avisarle al Jefe de Sola que iniciaríamos  la carga una semana antes para que pidiera vagones.  Me pareció razonable, cenamos y salimos sin tener en cuenta que para llegar debíamos hacer mas de 80 kilómetros y pasar el abra de la sierra. El Camión estaba muy bajo de motor por lo que andábamos a 60 km/hora. El problema lo tuvimos al subir la cuesta para cruzar la sierra, pues con los más de 4000 kilos del tractor,  el camión se iba quedando y yo desesperado tirando cambios para atrás hasta que cerca de la cumbre alcance a ponerle la 1ª  que no era sincronizada, pensando que si se paraba el motor la única salida que tenia  era culatearlo contra la montaña para no caer el  precipicio. Con el último aliento el camión llegó a la parte superior sin pararse, comenzamos a bajar y a buscar el cartel que indicaba el camino de tierra que nos llevaría hasta la estación a unos 20 km de la ruta 51. Este camino estaba casi intransitable por lo que debimos hacerlo  a 15 o 20 km por hora, hasta que finalmente llegamos a la estación, pero a las dos de la mañana.
paisajes de Sierra de la Ventana,
Saldungaray y Peralta

Nos cansamos de golpear las manos en la misma  y viendo que no salía nadie,  fuimos del otro lado donde estaban los galpones para guardar los cereales y las plataformas elevadas. Atracamos el camión de culata a esta y  bajábamos  con dos tabloncitos el tractor. Al ver que el galpón cerealero no tenia candado Guillermo me propone meter el tractor en el Galpón para que el martes nos costara menos arrancarlo, pues era pleno invierno con fríos de 5º bajo cero. Me traslado hasta la puerta y al abrirla, alguien me pone en el pecho una escopeta de dos caños enormes  diciendo que no me mueva, pues me dispararía. Del susto casi me cago y comienzo a los gritos pidiendo que baje el arma. El individuo era el Jefe de la Estación quien dentro del galpón vacío tenía sus chanchos y gallinas y nos había visto llegar pero por el horario pensó que podíamos ser guerrilleros que queríamos tomar la Estación, siguió nuestros movimientos, sin entender nada, por atrás se metió en el galpón,  vio que arrancábamos el tractor que estaba sobre el camión y lo bajábamos, pero ni se imagino que fuéramos los contratistas que el martes iniciaríamos la carga de durmientes. Luego regresamos a Pringles, donde llegamos a las 5 de la mañana, para subir al auto y  viajar a La Plata, pero al llegar a Olavarría no pude con el sueño y a las 8 de la mañana dormí un rato al costado de la ruta. En esa época hicimos muchas locuras como esta.

Anécdota de Estación Saldungaray, pdo. Torquist.  Las estaciones que están sobre vías con pendientes pronunciadas, en este caso antes y después de la estación de Sierra de la Ventana tienen vías de descarrilamiento. 
estación Saldungaray, linea Roca

Estas vías están para cuando se rompe algún enganche y quedan vagones sin tracción, al tener pendiente las vías, estos caminan cuesta abaja y van adquiriendo mucha velocidad, siendo el descarrilamiento la única manera de pararlos, algo que no nos habían explicado. Habiendo cargado 5 vagones en la secundaria donde estaban los durmientes, con el tractor decidimos mudar los cargados a otra vía secundaria para atracar a la pila los 5 vacíos, con tan mala suerte que los mandamos a la vía de descarrilamiento. 
cementerio Saldungaray Arq. Salamone

Los vagones cuesta moverlos pero una vez que arrancan los mandábamos a parar contra el paragolpe, solo que las vías de descarrilamiento no tienen paragolpe , por lo que produjimos el descarrilamiento de un vagón y no ligamos el reto del Jefe y un gran despelote, pues para ponerlo nuevamente en las vías debió venir un guinche de Bahía.
En esta localidad ubicada muy cerca de la zanja de Alsina, además de la obra de Salamone (portada del cementerio) existe una replica de lo que fue el Fortín Pavón creado aproximadamente en la década de 1860 para contener los malones indios que llegaban desde el otro lado del río Colorado, frontera en esa época con el indio.
reconstruccion del fortín Pavón

 Se trata de una empalizada que rodea a varios ranchos pequeños con techos de paja, un corral para la caballada y un mangrullo. Del lado exterior existe una zanja de 4 metros de ancho por 3 de profundidad. Allí vivían 50 fortineros y 6 mujeres, llamadas fortineras que nunca debian tener dolor de cabeza. Por lo que se aprecia la vida era muy precaria y también la comida que consistía en una ración diaria de carne salada (charque) y una galleta, el agua de una laguna cercana. 

Dentro de las pilas de durmientes estacionados por 40 años se habian instalado enormes colmenas de abejas que al mover los  mismos salian a picar, por lo que siempre se tenia al costado de la pila, pasto seco, para espantarlas y luego dedicarnos a juntar miel, en algunos casos mas de 30 kilos.
reconstruccion del fortín Pavón

 Sobre el tractor se llevaba una lona para que el maquinista se tape rapidamente. Otra de las sorpresas fueron las enormes colonias de ,murcielagos que vivian dentro de las pilas. Cuando se llegaba a estas, quedaba el tendal de bichos en el suelo y sobre el tractor. Lo que seguia era hacer la limpieza de los mismos, muchos heridos o muertos por aplastamiento. En algunos casos llegamos a juntar mas de mil, que ademas volaban sin rumbo. Muy feo. Como las pilas en algunos casos tenian 4 m de alto se mandaban 2 operarios a la parte superior para que con barretas desmoronaran la misma para poder cargar los durmientes al elevador

Héctor Amescua
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